El baúl de los sueños
Es un espacio para compartir aquellos sueños que nos han impactado y marcado de alguna forma en nuestras vidas. La propuesta es crear una comunidad de personas que les interese compartir alguno de esos sueños y publicarlos en este espacio.
La idea es ir subiendo sueños, que tocan temas «universales» o colectivos, más allá de la historia y vida de las personas. Algunos los llamarían como sueños que contienen mensajes de sentidos profundos que tocan temas, a veces inimaginables, en los que el «misterio de la existencia», se revela parcialmente. En la antigüedad los sueños tenían valor para las tribus y colectivos humanos, en algunas etnias todavía se conservan estas costumbres, en donde el grupo se reúne ante el fuego y narran esos sueños visionarios. Los «grandes sueños» tenían mensajes vitales para toda la comunidad. Una clara situación que en el mundo del hombre moderno se ha perdido, y por el contrario puede considerarse mágico e infantil atribuirle valor y sentido a los sueños.
Si deseas compartir algún «gran sueño» que hayas tenido y quieras compartirlo al mundo, contáctame y lo platicamos. Aquí dejo ese «gran sueño» que me llevó a seguir este camino.
El sueño del Hombre de Oro
Dos hombres con un burro, uno de ellos delgado y baja estatura, el otro más alto y robusto, este último llevaba una boina negra estilo española. Ambos de barba cerrada sin afeitar. Yo, solo soy un observador, como una consciencia observadora, No tanto como una persona que mira una película en el cine, sino más bien una presencia que observa, que está presente en el lugar o evento pero no participa en lo que sucede.
Lo que observo es un pueblo antiguo, con casas construidas de piedra, y techos de tejas. Muy similar a la imagen que en ese entonces tenía de los pueblos de España. Veo también el suelo, las calles estaban empedradas con bloques rectangulares.
De pronto, comienzan a sonar las campanadas de la iglesia, es como un llamado importante al que había que acudir. Toda la gente se dirige hacia ella.
Dentro sucede algo muy importante, un acontecimiento grande, así se siente en la atmósfera del momento. Lo que veo es un cáliz, o copa de oro, dentro hay un pequeño hombre «de oro», con los brazos extendidos ligeramente hacia arriba, en el momento que lo contemplo una voz recita: «viene a morir por nosotros». Después se desintegra en un «polvo de oro». Cabe señalar, que lo más impactante de toda esta experiencia onírica fue la emoción de AMOR tan grande que experimenté al contemplar este hombre dentro de la copa dorada, y puedo asegurar que en mi vida en vigilia, nunca había sentido una emoción como esa. Era un AMOR sobrehumano, infinito, que luego me produjo una gran sensación de ESPERANZA. Nunca había sentido una esperanza así en toda mi vida, desconocía que existiera un amor de esa naturaleza espiritual tan profunda.
Al despertar, mi reacción fue un ¡guau!, ¿pero qué ha sido esto?
CONTEXTO Y OBSERVACIONES
Quiero señalar un suceso que ocurrió posterior a este sueño, de hecho, fueron dos sueños, que podría decir que eran similares en su fuerza y peculiaridad, pero definitivamente el segundo fue más intenso y claro que el primero, y más porque la vivencia que tuve no la he olvidado. Pero debo mencionar que ambos sueños los registré en una libreta usada y vieja que portaba. Pero debo decir que esa libreta, desapareció de forma muy misteriosa, y no trato de agregar un sello paranormal o milagroso del asunto, pero así sucedió.
Daré más contexto del asunto, todo esto sucedió en el verano del 2003, mientras realizaba una práctica profesional de la carrera de psicología en Oaxaca, México. Este lugar era el CAI Piña Palmera, AC; es un centro que trabaja con niñas y niños con múltiple discapacidad en la zona de Zipolite (una playa muy conocida por los turistas).
El objetivo de la práctica profesional era realizar talleres de integración con los niños y niñas del lugar, con o sin discapacidad. Una experiencia muy especial e inolvidable, algo que nunca había vivido.
Recuerdo que antes de ir, un profesor que coordinaba la práctica profesional, nos mencionó que era recomendable llevar una libreta donde anotar, ya que en ese lugar sucedían sueños muy interesantes. Debo confesar que no tenía mucha relación ni identificación con este profesor, me era «neutral». No le di la verdad mucha importancia, ya que en esa época era sumamente escéptico, no practicaba ninguna religión y mi orientación era completamente científica. Pretendía especializarme en psicología conductual y experimental. Pero en fin, llevaba una libreta.
Retornando a lo que sucedió después del sueño, como ya mencioné fueron dos sueños, que me sorprendieron mucho, y no los atribuyo a que el maestro tuviera alguna significativa influencia en mí. En esa época acababa de iniciar una relación de noviazgo con mi ahora esposa, por lo que mi cabeza y energía afectiva estaba más enfocada en el asunto.
Pero los registré ambos sueños en dicha libreta que tenía cerca de mi mochila de viaje. Lo que pasó es que el día que ya regresábamos a la Ciudad de México, busqué dicha libreta y no estaba entre mis cosas, pregunté a mis compañeros de equipo y nadie sabía nada, pero me ayudaron a buscarla en grupo. Entonces busqué en todas las áreas del centro de rehabilitación que más frecuentaba, pero nada, incluso me ayudaron parte del staff del lugar y los niños. Pero nada de nada, fue como si se la hubiera tragado la tierra (en el futuro me sucedió algo parecido, pero esa es otra historia) y pensé ¿a quién le podría interesar una libreta vieja y usada?
Este sueño me impactó profundamente, al regresar a mi lugar de origen busqué respuestas, era como si de pronto fuera cierto que hubiera algo vivo «no-yo», que existiera en la profundidad de mi ser, era como si en verdad un misterio indescriptible residiera en el mundo de los sueños. O tal vez, como si en verdad existiera un «alma«. Esas eran mis primeras impresiones, así que me di a la tarea de indagar que especialista del campo de la psicología hablaba de los símbolos en los sueños. Como estaba cursando la carrera de psicología, era claro para mí que Carl Jung era quien investigó más del tema. Así que me dispuse a buscar alguno de sus libros donde pusiera fotografías de símbolos y los explicara, quería ver si encontraba algo sobre un hombre dentro de una copa de oro. Y a partir de ese momento mi inclinación personal y profesional dio un giro radical buscando explorar que había en «la profundidad del alma».
Muchas preguntas desde entonces me he planteado, y comencé a explorar activamente mis sueños, pero fue hasta el año 2010 que decidí registrarlos en un diario digital, ya que lo hacía en libretas y hojas sueltas que después las extraviaba o en las mudanzas las perdía.
Desde entonces he tenido gran cantidad de vivencias oníricas, me han ampliado la perspectiva de la vida, ha nacido un sentido dentro del vacío que antes vivía, la nada que nos agobia como hombres y mujeres modernos.
Parece que sigue vivo el misterio dentro de nosotros.
Claro, el «Hombre de Oro», es un símbolo cristiano, el cáliz, la copa de oro, el hombre que «muere por nosotros», con los brazos extendidos en forma de cruz, su destrucción en polvo de oro, el tema posiblemente de la resurrección. Pero la emoción de amor que acompañaba la imagen, fue increíble y lo que más me impactó y dejó huella. Posteriormente descubrí que los griegos antiguos hablaban de un tipo de amor llamado «ágape» que significa: el amor de Dios hacia los hombres. Paulo Coelho, en su libro «El Peregrino», describe el amor ágape como «un amor que todo lo devora».
El lugar donde se manifestó, el centro de rehabilitación para niños con múltiple discapacidad en pobreza extrema, un lugar donde se lleva un poco de esperanza.
¿De dónde salió este sueño?¿Para qué y por qué? Es un misterio, pero me ha abierto una puerta hacia un fascinante y profundo mundo que impacta en lo que hago ahora en mi vida.
Gracias por leerme.