Un fenómeno que he experimentado a lo largo de las diferentes crisis vitales por las que he transitado, es el tipo de sueños que tengo antes, durante y después de cada crisis. He notado que, en estas etapas, aumenta tanto la producción de sueños como la nitidez de las imágenes y las experiencias que vivo en ellos.
Lo que me ha sucedido es que, antes de que ocurriera algún evento que implicara un «corte», es decir, una situación que provocaría un gran cambio en mi vida, aparecían sueños inquietantes. Recuerdo que hace diez años, antes de recibir una noticia que me cambiaría la vida por completo, soñé con un lugar lleno de oscuridad. En ese sitio, una voz me dijo: «te vas a morir». Claramente, no se refería a una muerte literal, de lo contrario, no estaría escribiendo estas líneas. Lo que el sueño anticipaba con gran precisión era que esa noticia iba a ser tan dolorosa que me transformaría por completo; «morí» emocionalmente, en cuanto a mi estilo de vida y muchas otras cosas. En esa ocasión, la producción de sueños simbólicos aumentó considerablemente, tratando temas que iban más allá de lo personal. Recuerdo otro de esos sueños, en el que un gran rey se hundía en las aguas de un mar turbulento, mientras una mujer joven nadaba como si ese fuera su reino.
Hace unos días tuve una larga conversación con un amigo que está pasando por una importante transición en su vida. Me compartió que, antes de esta etapa, no solía recordar sus sueños, pero a partir de esta nueva situación, empezó a soñar mucho más. Además, notó que los sueños aumentaron tanto en cantidad como en calidad, con imágenes más nítidas y vívidas.
A lo largo de la vida pasamos por diversas crisis vitales que son inevitables. Si somos capaces de aprovecharlas y aprender de ellas, se convierten en una de las pocas oportunidades para realizar una transformación profunda. Si en cambio, las evitamos o nos hundimos en ellas, el costo que pagaremos en nuestras vidas será alto. Aquí es donde los sueños juegan un papel preponderante, ya que por lo general, reconocen aquellos aspectos de nosotros mismos o actitudes que tarde o temprano ¡chocarán con la realidad!
En mi caso, recientemente estoy atravesando una nueva etapa de transición, la famosa crisis de los cuarenta y más, y tuve el siguiente sueño:
«Estaba en un parque de diversiones, o a la entrada de uno. Para ingresar, debías pasar por un tobogán mágico de color dorado, que estaba rodeado de chispas de colores. De pronto veo a unas personas jóvenes escalando el tobogán por fuera, lo cual me sorprende porque estábamos a una gran altura. De repente, uno de ellos pierde el agarre y cae estrepitosamente al vacío».
La sensación de ver a ese hombre joven cayendo fue terrorífica y muy real; sentí un hueco en el estómago. Fue una experiencia traumática. Pero, como he mencionado antes, desde un enfoque psicológico los sueños no deben tomarse de manera literal, generalmente son metáforas. En mi caso, el sueño refleja una característica muy marcada en mí desde joven: mi tendencia al idealismo. La consecuencia de ello, tal como lo muestra el sueño, ha sido la caída al precipicio o en mi vida «real» a desilusionarme.
Los sueños, como he expuesto, pueden avisarnos de lo que viene, pero no por una adivinación mágica, sino porque son visionarios y tienen acceso a información intuitiva que nuestra consciencia aún no reconoce o no puede ver. También pueden transparentar lo que está sucediendo en el presente o mostrarnos las posibilidades y consecuencias a futuro.
En mi experiencia personal, he aprendido a darles importancia a los sueños y a sus mensajes simbólicos. Me han mostrado un camino para atravesar esos momentos críticos.
¿Y a ti qué te han dicho tus sueños en esos momentos?
Yo también estoy en un proceso de cambio, en mi vida y no paro de soñar tengo sueños muy seguidos con personas muy sercanas a mi otras con personas que no conozco,y sobre todo con una niña que me impacto mucho y fueron justo antes se emprender esos cambios en mi vida tan grandes, y significativos
Es interesante lo que comentas, y sí aparecen personas en los sueños que no conocemos, y es probable que en la vida «real» nunca las lleguemos a conocer. Sin embargo, viven con nosotros en la profundidad de nuestra psique.
Ser consciente de mis sueños y analizarlos a través de mí vivir cotidiano . Han sido una información invaluable para mí, comprender
el dilema existencial que atraviesa mi alma, en esta crisis de los 60 años que, anuncia la muerte de una etapa y el renacer de un nuevo comienzo.
Mis sueños dibujan manos, que anuncian nuevas tierras que modelar y pies que muestran el nuevo sendero por caminar.
Así es Nora, nuestros sueños nos pueden hablar de realidades profundas más allá de nuestros egos.